Después de ganar el Premio Nacional de Literatura hace casi diez años, en 2009, sorprende que este texto del almeriense no se hubiese visto en ningún teatro madrileño hasta la fecha. Por fin, por fin, el CDN se decide a tomar la iniciativa y el Tándem Luqe-Bezerra vuelve a la carga como ha hecho tan exitosamente en otras ocasiones. Luis Luque, Paco Bezerra, tanto monta, monta tanto. Cuando estos dos nombres van de la mano sabes que vas a ver algo interesante. Ya nos dejaron clavados a la silla con «Ahora Empiezan las Vacaciones» y nos fliparon con «El Señor Ye Ama a los Dragones.
Ahora vienen a trasladarnos a la tierra y a la infancia de Paco. Vamos a la Almería más profunda, nos metemos debajo de los invernaderos y el olor a tomates nos invade. El texto de Bezerra refleja distintas caras de esa tierra dura y plantea problemas que Paco muy bien conoce. Nos encontramos muchos personajes en busca de sí mismos, personajes en conflicto con la sociedad supersticiosa y cerrada. Personajes que pugnan por ser quienes quieren ser, por salir, por encontrarse. Bezerra retrata sin pretensiones la problemática de la inmigración, de las supersticiones de una España que creíamos que había desaparecido, de la incomprensión, de las relaciones familiares. Como digo siempre: el secreto de una buena historia es que su autor se vea tocado por ella. Cuando escribes de algo que sale de dentro de ti, eso llega al público y le emociona. Esta obra sale de lo más profundo del alma de Bezerra, tenemos en el CDN un trocito del alma de este autor.
Luque coge el texto con cariño y comprensión. Lo mima y lo pone en pie con maestría. Su propuesta es magnífica. Él sabe crear en esta función una atmósfera de represión y de lucha (y crear atmósferas es muy difícil) que nos hace vivir la historia con intensidad y sobrecogimiento. Ver «Dentro de la Tierra» es estar dentro de la historia. Otro de los tándems que forma Luque y que me gusta a mí es el que tiene con Mónica Boromello. Ya vimos al tándem Luque-Boromello en «Oleanna» hace nada. Y es que este madrileño y esta italianav forman equipazo escenográfico. De hecho, en «Dentro de la Tierra» la escenografía me cautivó. Completamente arrolladora, con una disposición del espacio muy adecuada (de hecho, mejor, de la que suele tener el Valle-Inclán). Luego, la manera que tiene Boromello de usar los elementos más esenciales de la historia (el invernadero y los tomates) para envolver al espectador, atraparlo y meterlo en el mundo de Bezerra. La belleza del espacio escénico de «Dentro de la Tierra» es algo que se podrá ver pocas veces en los escenarios madrileños.
A pesar de lo bien que dirige Luque y de que cuenta con algunos actores muy potentes no entendí el constante recurso a poner las voces de los actores en off y grabadas, teniéndoles ahí, pudiendo hacerles hablar a ellos, cosa que me parece más poderosa.
Lo más flojo de la producción es el reparto, muy desigual entre sí. Destaca muy positivamente Pepa Rus en el papel de mercedes, la amiga de Indalecio, el protagonista. Alivio cómico, pero certera y cañera. Raúl Prieto, al pobre siempre le vemos en el mismo papel, con lo gran actor que es me encantaría verle en otras tesituras. De Samy Khalil en el papel de Indalecio solo puedo decir que un poco flojo para llevar todo el peso de la obra, pero sin duda mejorará con la experiencia. Jorge Calvo hace un papel muy bonito y muy comedido, tierno y que te dan ganas de abrazarle todo el rato. Por tanto tenemos un reparto desigual que hace que el ritmo decaiga en ciertos momentos.
Maravilloso texto con una historia con la que todos en cierto modo nos sentiremos identificados. La propuesta es maravillosa y todo el equipo hace un trabajo grandioso. Es una obra que hay que verla, para vivir una de las experiencias teatrales de la temporada.