Preguntas lanzadas al silencio de la noche

Desde el sofá

Desde el sofá
03/08/2020

Desde el sofá me ha dejado todavía pensando en qué decir en esta humilde opinión. He salido hace unas horas y mi mente sigue dándole vueltas a lo que contar, y eso creo que es bueno, ya que no deja indiferente al espectador.  Un sofá como confidente, como paño de lágrimas, de emociones, de risas, de recuerdos. Una noche larga en la que los pensamientos sobrevuelan la ciudad y el silencio del piso de la protagonista.

Un monólogo con el que Gisela Novais nos hace infinidad de preguntas a las que nosotros, desde nuestro cómodo mutismo, vamos respondiendo en silencio.En la obra se tocan diversos temas tales como la felicidad, las redes sociales, el amor, la soledad, pero hay preguntas que como espectadora me he hecho en torno a la figura de Ana, un personaje que creo y pienso que está hecho así para que el espectador salga de su zona de confort, piense y se cuestione: ¿Por qué no es feliz con su trabajo si tiene un trabajo, entre otras muchas cosas?

Quiero decir que Gisela Novais llevando todo el peso de la obra, ella sola es genial, además de que cuando se pone a cantar te deja sin aliento y se te pone la piel de gallina; es simplemente genial. También es verdad que te deja descolocada al pasar de un estado de ánimo a otro; es como una montaña rusa incombustible, pero cuando llega a ese final, es cuando suspiras y te rompes por dentro junto a ella.

La obra me ha gustado, y hay momentos en los que te ríes con ganas, en los que me he sentido identificada, en los que me he hecho las mismas preguntas que Ana se hace, pero ha habido otros momentos en los que me perdí (cuando habla del ascensor y lo que supone para ella este elemento). No obstante, Gisela ha sido un gran descubrimiento que se mete al público en el bolsillo.

No quería dejarme en el tintero las canciones de esta obra de teatro, porque son exquisitas y un complemento perfecto a esta producción.

Haciendo otro tipo de reflexión que se me ha venido a la mente tras haber visto Desde el sofá, creo que Gisela Novais nos habla desde nuestro «yo» más interior, desde nuestra conciencia, nuestras emociones más profundas. Todo lo que no nos han enseñado a decir en voz alta, la protagonista se lo habla a este personaje tan importante y esencial de la obra, pero que no juzga, que sólo escucha.

Necesitamos decir en voz alta y de vez en cuando esas cosas que nos gustan, que nos hacen felices, que hemos perdido en el camino… Creo que esta obra te hace pensar tantas cosas a la vez que en un primer momento me sentí abrumada, pero aún la sigo meditando.

 

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