Jesús Díaz Morcillo mirándote a los ojos en todo momento te hace reflexionar de una manera muy cercana y visceral.A lo largo del tiempo y de una narración ágil, vemos como el personaje de León se enfrenta a un padre con el que tiene una relación extraña y peculiar, con el que pasó toda clase de momentos, y eso, va a repercutir a la hora de que cuente las cosas al espectador.
La historia de León te remueve y te inquieta. Es una sonora bofetada no sólo a su padre, sino a una sociedad que muchas veces observa, pero calla o simplemente juzga y desprecia. Creo que es una obra sanadora para el personaje de León, pero también para Jesús, ya que el teatro es canalizador, es catártico.
Donde las montañas llegan al mar es un paseo por la memoria de León y por la mente de su padre que somos todos, los que se acerquen a ver este monólogo.Las canciones que ha elegido en los momentos importantes o claves de la historia, no están seleccionadas al azar, pero tan sólo tienes que pararte a escuchar. Silencios que hieren más que las palabras, gestos que son más significativos que una puñalada en el corazón.