Conocí a las aves migratorias de Madrid hace un par de años y tuve la oportunidad de ver una pequeña muestra de lo que pude ver ayer. Tenía alguna idea en la cabeza de lo que me iban a mostrar, pero te das cuenta de que las ideas cambian, de que los datos están en constante movimiento y de que las obras caminan, se renuevan y alzan el vuelo.Hace mucho tiempo que no veía un espectáculo de danza, de teatro gestual y de silencios tan sólidos. Lluna Issa Casterà, Cristina Cejas, Silvia Larrauri de Miguel, Itziar Manero, Celina Fernández Ponte y Teresa Garzón se mueven en el escenario al unísono, con movimientos muy elegantes y gran dinamismo, como si de unas águilas se tratasen. La historia que nos encontramos es muy cruda, es triste y con los sonidos, audios e imágenes que crean las chicas se te quedan más metidas en tu mente. Siempre he creído que el teatro como plataforma documental, como forma de ver y expresar una realidad pasada, presente y futura es un altavoz muy poderoso. Con la compañía de las aves migratorias de Madrid he hecho un viaje a la Sevilla del 99, a los mundiales de atletismo y ha sido una travesía maravillosa por el trabajo que he visto sobre el escenario y triste por la verdad que se esconde tras este evento. Con muchas ganas de volver a ver a las aves migratorias de Madrid en otro proyecto y en otra historia. Espero que no pierdan esta esencia, frescura y carisma que han demostrado con El Águila.
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