En plena era de Instagram nos pasamos el día viendo la vida de los demás. Imaginándola más bien. Parece siempre que el otro es más afortunado, más interesante, más guapo, y sobre todo, desayuna mejor que nosotros.
El chico de la última fila parte de esta potente premisa y apela al placer más recóndito del ser humano: el placer de imaginar. Juan Mayoga firma su texto más representado con este espectáculo entorno a la fina línea que divide realidad y ficción. Una reflexión sobre la naturaleza del proceso creativo, un juego de espejos entre maestros y aprendices, padres e hijos.
Dirección y puesta en escena hipnótica y elegante como todo lo que hace Andrés Lima. No puedo negar que soy gran fan de Lima, siempre me parece transgresor en todas sus propuestas. Quizás por eso lo único que me chirrió, en general, fue que Lima apueste por dirigir un texto con personajes femeninos tan antiguos y estereotipados. Entiendo que fue un texto escrito en 2006, pero a nivel personal, como mujer, treintañera y en plena era del me too, creo que es momento de ver otros roles femeninos en las ficciones.
No obstante, recomiendo mucho el espectáculo. Estamos ante uno de los textos más interesantes de la dramaturgia reciente de este país y el reparto está increíble. Mención a parte para Guillem Barbosa que lleva toda la función a sus espaldas y compone un personaje perturbador, atractivo, frágil, enigmático.
Si os quedáis con ganas de más François Ozon dirigió la película Dans la Maison, basada en la obra de Mayorga y ganadora de la Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián en 2012.