En un mes de agosto madrileño en el que todo parece apagado y desértico, la Gran Vía siempre pone ese foco con el que entretener y no derretirse de calor. Esta vez, ha sido el Teatro EDP el encargado de ofrecer un espectáculo para hacernos viajar lejos y disfrutar a las que estamos resistiendo estos días en la capital.
Con recuerdos del Cirque du Soleil, en despliegue visual y técnica, y grandes números que van ganando intensidad a lo largo de dos horas, el Gran Circo Acrobático de China ha llegado a Madrid para sorprender hasta la última butaca del teatro. Aunque su inicio no logra enganchar mucho, en pocos minutos nos mete de lleno en una historia que mezcla los 4 elementos (al menos, eso intuí yo) con una compleja fantasía de formas y colores que van asombrando a todo el público.
Danza, malabares, acrobacias, coreografías que parece infinitas… Nada parece agotar este espectáculo de aires orientales con más de 30 artistas en escena. Para los más pequeños, se va formando un cuento impregnado de sorpresas y a los mayores les regala un recorrido por escenas que suben la dificultad, la complejidad y la astucia para seguir ganando aplausos.
Apunte final; el número de los sombreros os dejará boquiabiertas.