Todas conocemos esos mercaditos de barrio cada vez más vacíos y con menos puestos en sus interiores. Quizás estos espacios ahora sin carne, pescado o fruta estuvieran ocupados anteriormente por personas como Paco, un carnicero al que están a punto de cerrarle el mercado donde lleva trabajando toda su vida. Lo que quizás no sea tan común es la decisión que toma de secuestrar al hijo del ministro, de cuyo voto depende el cierre. A partir de ahí, todo se complica con mucho gusto, buenas intenciones y una oportuna dosis del humor que necesita una situación así y que ayuda a ver sobre el escenario muchos temas que corren a diario por las calles de cualquier ciudad de nuestro país. Y esta conexión la consigue la dirección de Fran Nortes, que acierta en mostrarnos a un Paco, a una hermana o a un cuñado como si fueran los nuestros o los de la puerta de al lado.
Política, sociedad, cultura, familia o amistad son algunos de los temas que arroja El secuestro, una obra que tiene como víctima a un nada iluso hijo de papá y a toda una comunidad de vecinos y vecinas de barrio, que no hacen otra cosa que pelear por lo que llevan luchando toda su vida a la vez que defender una vida digna.
Carlos Chamarro, Leo Rivera, Carlos Heredia y Óscar Lasarte son los culpables de que el teatro Lara se llene de risas. No hace falta que hagan muchos malabares, pues varios de sus nombres ya están más que acostumbrados, y bien que se les da, a voltear situaciones en principio dramáticas y transformarlas en pura comicidad. Aunque la verdadera reina en escena es Diana Lázaro, cuyo personaje hace y deshace a su antojo gracias al trabajo de la actriz. Esta propuesta no sería lo mismo sin la frescura que aporta entre tanta testosterona.
Sin duda, una de las comedias de este verano. ¡Déjate secuestrar!