Elgé es una comedia dramática disponible en La escalera de Jacob y que me ha tocado la fibra sensible. El espacio escogido no podría ser más acertado para sumergir al público en la sordidez y la soledad del sexo rápido de las apps de ligoteo, un tema con el que puede que algunos espectadores no estén familiarizados. Sin embargo, las drogas y el chemsex son solo el punto de partida o la excusa para hablar de temas tan de actualidad por desgracia como la homofobia (derivada en la mayoría de ocasiones del machismo) y la autoaceptación. En esta obra asistimos a la confesión del protagonista, quien se debate entre lo apolíneo (el orden) y lo dionisíaco (el placer). El texto reflexiona sobre el hedonismo y sobre esa búsqueda irrefrenable de placer (efímero y vacío) para sanar el desamor o los insultos recibidos en la adolescencia. Pero, por encima de todo, la pieza supone un canto a la libertad, la libertad de ser uno mismo y poder amar, más allá de los prejuicios de las personas que no saben lo que dicen. Enhorabuena a Avelino Piedad por su actuación y a Emmanuel de Martino por este texto tan necesario.
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