Elisa y Marcela es una historia real de amor, ocurrida en 1901 en A Coruña; historia llevada a las tablas de un escenario prácticamente desnudo con solo un bastidor y una tela blanca, pero repleto y envuelto de muchísima vida de la mano de la compañía gallega A Panadaría, cuyas actrices, Areta Bolado, Noelia Castro y Ailén Kendelman podrían definirse entre otros adjetivos como impresionantes, en una actuación digna de presenciar.
Esta obra nos habla de dos mujeres que se conocen, y desde el primer momento surge entre ellas un amor irrefrenable, un amor «atípico» en aquellos tiempos, un amor perseguido, criticado, pionero, probablemente por muchos envidiado; un amor valiente que es tan grande que lucha por conseguir lo impensable en aquellos años, «Un matrimonio sin hombre».
Estas tres pedazo de artistas se meten al público en el bolsillo en el minuto uno que comienza la obra, con una representación muy original del hecho en sí, muy cómico y musical, que te hace reir a cada momento e incluso sin darte cuenta puedes acabar cantando e imitando la coreografía que ellas mismas te enseñan.
Son solo tres actrices, pero en el escenario no se echa en falta a nadie, ni a nada, ni ningún lugar. Interpretan múltiples personajes como monaguillos, curas, vecinos, conductores de diligencias; se hacen pasar por hombre, interpretan objetos inanimados como un purito cubano o un documento de registro que cobran vida, y a medida que nos van contando la historia, las acompañamos por diferentes lugares, desde una pensión en Madrid a un exilio en Buenos Aires, pasando por un bar y una cárcel en Portugal, dónde se escuchan acentos característicos que te transportan a esos lugares sin darte cuenta. Son medios de transporte, son sombras, son todo aquello que se propongan con su cuerpo y su voz, porque no les hace falta nada más. ¡Se trata de puro teatro, cuyos premios recibidos son más que merecidos!