El poder, la herida, la culpa, la crueldad, el victimismo, la dominación, la justificación, las aristas; todos esos elementos y mil mas componen la verdad. O la realidad, o nuestra realidad o nuestra verdad. De acuerdo, la verdad es relativa, todo lo que sucede tiene aristas y el punto de vista de todo es personal. En cada cosa que sucede, por muy brutal que sea, pueden latir mil capas de autojustificaciones o de motivos aparentes que destrocen o iluminen.
Para todo hay una justificación, si es que la necesitas. Y el papel de víctima, tan cómodo a veces, se lo disputan…, nos lo disputamos tanto víctimas como verdugos.
El texto de Ignacio del Moral navega por terrenos pantanosos, por ciénagas emocionales en las que todo vale o todo tiene su motivo. Y ahí se difuminan ética y moral. Es un texto brillante con mil recovecos y muchos giros tan efectivos como imprevistos y tan esperables como coherentes. Para componer un buen melodrama o una buena peli de misterio, los maestros recurren a elementos quizá previsibles pero que engarzados con talento forman una obra en la que entras, con la que te dejas manipular o permites pozos que cumplan su cometido. «Espejo de víctima» utiliza los giros argumentales no como trampa sino como elemento visual. Es como si una grúa te levantara y te colocara cada minuto en un sitio. Porque la verdad es caleidoscópica y la culpa ni te cuento.
Eduardo Vasco dirige de maravilla a dos putos genios. Jesús Noguero demuestra oooootra vez más que es uno de los mejores actores del país. Así, tal cual. Y lo de Eva Rufo es de mearse. Tiene un ritmo interno, una pausa en sus emociones dándoles tiempo a que nazcan que hace que cada milímetro de su cuerpo sea REAL, esté vivo. NO SE PUEDE ESTAR MEJOR. El sitio en el que se coloca en cada momento es el más inteligente, efectivo y coherente. Es un prodigio de actriz, que callando callandito se ha elevado al trono de las putas amas de la escena.
Montaje sencillo, en el que un texto inteligente, una dirección invisible y unos actores PRODIGIOSOS consiguen que dejes tu coco en Tamayo y Baus y bajes a la sala de la princesa dejándote hacer por el bien y el mal, lo blanco y lo negro, lo que mola y lo que duele, lo que utilizas y lo que te sujeta. La vida. Y no me digas que no somos todas Angela Chaning o Calimero según nos haga falta.
Para leer más experiencias mías en los teatros, echa un ojo a mi blog, DESDEELPATIO