Koltés y el grito

Fernando Renjifo: La Noche Justo Antes de los Bosques

Fernando Renjifo: La Noche Justo Antes de los Bosques
01/10/2018

«Estabas doblando la esquina cuando te vi». Así comienza uno de los textos más poderosos que dio el siglo XX. Bernard-Marie Koltés, nacido en una familia burguesa pero desde muy joven apasionado viajero por Sudamérica y África esputó este texto, auténtico vómito social cuya vigencia persiste y persiste. Posiblemente esos viaje le acercarían a la figura de extranjero, del otro, del ajeno, del fuera de sitio.

Si «Roberto Zucco» es una especie de héroe romántico a la búsqueda de un motivo para vivir y dejar de matar, el protagonista de «la noche…» es un extranjero, es el otro, es un ajeno que habla con… ¿contigo? ¿o quizá consigo mismo? y le cuenta sus últimas aventuras por la ciudad y sus gentes.

El desgarro social, el descoloque, la falta de raíces y de referentes claros, de sitio, en el lugar en el que ahora vive, hacen que el protagonista vomite sus carencias, ses taras, sus recriminaciones o quizá simplemente su forma de vida. Porque igual el desgarro esté en los ojos del que mira y se siente culpable. ¿Culpable de qué? ¿De no hacer nada? ¿Qué debería hacer? ¿Culpable de entender al extraño?

Todo ese vómito del protagonista es un clásico de la rabia expulsada y no comprendida. Quizá e´l ha estado cazando extranjeros esa noche, sí, o quizá le han cazado a él y está intentando empatizar. O quizá todos tengamos motivos para sentirnos extranjeros, distintos, ajenos. Porque es posible que él hable con nosotros o puede que esté hablando consigo mismo. O que se esté preparando un discurso por si le cazan.

Koltés no regaló esta obra maestra sobre le diferente siendo él un diferente. Y Juan Ceacero, bajo la batuta de Fernando Renjifo nos regala un recital de lo que es el teatro vivo, un teatro que nace en el momento, que se va alimentando de lo que surge ahí, delante de ti y va creciendo como un ser vivo y milagroso. Juan está inimaginable. Además el dominio técnico de los acentos y de los microgestos, es de echarte a llorar el ver cómo nacen sus emociones de su interior. Son naturales y nacen ahí. TEATRO VIVO así con mayúsculas.

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