Los 80 en estado puro.

Flashdance, el musical

Flashdance, el musical
06/03/2020

Cuando hablamos de los años 80, lo primero que nos viene a todos a la cabeza es la sobrevalorada (perdónenme) movida madrileña. Para mí, que tenía 5-15 años, los años 80 fueron La Bola de Cristal, Fama, Dirty Dancing, El Coche Fantástico, El Equipo A…y Flashdance. Y todos sabemos que lo que vemos a estas edades se convierte en lo mejor que ha existido y existirá. De ahí que tuviera cierto recelo en asistir anoche (5 de marzo de 2020) a esta obra pese a tener las entradas compradas desde abril de 2019. Después de ver otras versiones teatrales fallidas de mis Top10 de la infancia, no sabía qué me iba a encontrar; y, lo que me encontré… buah.

Si bien es cierto que la obra no comienza al 100%, en pocas escenas te mete dentro y te engancha. Vestuario, elenco, canciones versionadas, canciones nuevas, escenografía, luces; todo diseñado no para parecer de los 80 sino para ser los 80.

Lo que más me gusta es que todos y cada uno de los personajes secundarios tienen su momento en la obra sin estar metido con calzador. Todos pueden lucirse. También es verdad que unos mejor que otros. Permítanme entresacar la actuación de Miguel Ramiro en el papel de C.C., el dueño del garito de la competencia donde baila la protagonista.

Tuve un momento de sobrecogimiento cuando, en el número final, la gente no seguía la música con las palmas (yo no lo suelo hacer por principios). Cosa rara. Cuando sonó el CHAN del final, se hizo el silencio durante un segundo que se me hizo eterno, con el corazón encogido temiendo que a la gente no le hubiera gustado tanto como a mí. Sin embargo, a ese fatídico segundo le siguió una de las mayores ovaciones que he oído en un teatro en España. Espectacular. Todos salimos encantados.

A todo esto, no he hablado de la obra… Para las nuevas generaciones que no hayan visto la película verán que el tema del empoderamiento femenino ya viene de lejos, solo que va cambiando de nombre con las décadas. Una chica sueña con ser bailarina y quiere entrar en una academia de élite. Para ganarse la vida trabaja por las noches bailando en un club y, por el día, como soldadora en una empresa metalúrgica, trabajo más habitual de los hombres… La historia nos cuenta cómo debemos afrontar nuestros temores y pelear por nuestros sueños. Un tema recurrente en un contexto maravilloso.

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