Muchas veces no somos conscientes de lo que nos pasa, de lo que sentimos. Vivimos una serie de catastróficas desdichas creyendo que no tenemos nada que ver, que no somos responsables, y acabamos creyéndonoslo tanto que al final se convierte en nuestro destino. Si pasamos por alto lo que a veces nos pasa por dentro, ¿qué pasa con todo lo que sucede «allá fuera»? Quizá no seamos responsables, quizá no hayamos dado la orden, presionado el botón. Pero lo que está fuera sigue pasando.
En «Hay alguien en el bosque» nos dan un empujoncito a saber, a conocer algo que mucha gente quiere hacer callar, algo que mucha gente desconocíamos. En este entramado de historias, muchas historias diferentes, laberinto de las vidas de mujeres de los balcanes, de mujeres españolas, de hombres sin escrúpulos; nos guían por una especie de museo terrible en el que nos piden que conozcamos y que no olvidemos. No olvidar para no volver a repetir.
Bajo toda la crudeza que nos muestran, quizá hubiera estado mejor conocer un poco más de ellas, de estas mujeres hechas protagonistas a la fuerza.