Antes de ver Humanidad en el Teatro Circo Price me surgían preguntas: ¿Goya y Susan Sontag? ¿Circo? ¿Qué puede salir de semejante cóctel? Sabía que no iba a ser un espectáculo fácil y, después de verlo, puedo confirmar que no es fácil escribir sobre él.
Decía Goya que La fantasía, abandonada de la razón, produce monstruos, pero unida a ella, es la madre de las artes. Creo que es la mejor forma de describir Humanidad. Sontag con sus reflexiones sobre las guerras de ayer, hoy y mañana. Goya con sus pesadillas, su preocupación por la guerra que le tocó vivir. Ambos personajes ponen la razón, nos guían por el espectáculo, son el nexo entre las cuatro piezas circenses que se van sucediendo en el escenario. El circo: la fantasía, la manera de hacernos sentir el horror de la guerra.
Sentir. Creo que es la mejor forma de disfrutar de este espectáculo. Dejarnos llevar por la atracción de los cuerpos en figuras imposibles y por el movimiento y la habilidad con la que manejan los diferentes elementos que se van intercalando en las piezas de circo.
Pero sentir no será fácil, como se puede suponer. Sentir provoca dolor. Un dolor necesario, buscado, que nos hace reflexionar sobre un problema que existió, sigue siendo muy actual y, lamentablemente, seguirá formando parte de la historia de la Humanidad.