Personalmente el arte de improvisar es algo que se me da muy mal, siempre estoy pensando las cosas detenidamente y analizando todo, así que ir a este espectáculo fue salir de mi zona de confort desde mi butaca. No quise saber nada de lo que iba a ver, quería ir un poco a ciegas y que me sorprendiesen.
Me di cuenta de que la escucha entre los componentes de Jamming era algo importante, también la confianza entre ellos formaba parte esencial de este espectáculo, pero lo más llamativo fue cómo ellos aunque son un equipo, cada uno tiene su propio sello particular de identidad.
A lo largo del show nos damos cuenta de que no es sólo un ejercicio de improvisación, también hay ingenio, diversión en cada Jamming. Algo que destacaría de lo que pude ver es la cantidad de técnicas que tienen a la hora de dar vida y forma a estas improvisaciones. El viernes pude ver una muestra de: Tarantino, ruso, choni, western…
La interacción con el público es uno de los puntos fuertes del show, sin levantarnos de la butaca serás partícipe de un espectáculo en el que todo puede pasar en un abrir y cerrar de ojos.
La sonrisa y la carcajada son constantes por lo que los problemas una vez más se quedarán en la puerta.