Antonio y Cleopatra (1607) es una tragedia histórica donde William Shakespeare abordó algunos de los grandes temas que poblaron el resto de su producción dramática: amor, celos, ambición y venganza. En este montaje de José Carlos Plaza a partir de la traducción y la versión de Vicente Molina Foix se nos presenta la trágica historia (salpicada con alguna pincelada cómica) de los amores del militar romano, Marco Antonio (Lluis Homar) y la reina de Egipto, Cleopatra (Ana Belén). Viendo este romance y sus intrigas palaciegas, uno no puede negar el enorme paralelismo que guarda esta pareja con la de Ion Snow y Daenerys Targaryen de la popular saga Juego de Tronos, en cuanto al exotismo y a la ambición que destilan los personajes. Y es que todos los tejemanejes y luchas por alcanzar el poder que se nos ocurran en series actuales ya estaban presentes en el bardo de Avon, quien a su vez se basó en la Historia. Como viene siendo habitual en los montajes de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, destaca el uso de una escenografía grandiosa a la par que minimalista (igual que sucede con el vestuario) donde prima la palabra a través de grandes parlamentos en los que los amantes se añoran y abominan.
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