Una educación mal educada

José y sus hermanas: Armas de construcción masiva

José y sus hermanas: Armas de construcción masiva
02/10/2019

Después del éxito rotundo de Los bancos regalan sandwicheras y chorizos, la joven compañía José y sus Hermanas vuelve para reafirmarse con su estilo artístico que ya los caracteriza, y su teatro comprometido y crítico con la actualidad; cuestionar aquello que nos rodea y que, a pesar de ser injusto, lo hemos aceptado porque nos resulta más cómodo.

El título de la obra define perfectamente el sistema educativo contemporáneo, un arma de construcción masiva que produce estudiantes: pasar la cantidad más grande de teoría posible por un embudo mientras escuchamos (y nos lo creemos todo) sentados en una silla. Pero, ¿qué es esencial aprender y qué no lo es?

Actualmente, las formaciones académicas regladas son la necesidad de obtener una nota para poder pasar una selección, obteniendo otra nota, para obtener otra, que esta nos llevará a obtener un sueldo más elevado y etcétera, etcétera. Obtener números para tener más números. La obra no se centra en cómo se educa principalmente, sino en las consecuencias de esta educación: los valores que desprende, factor que resulta mucho más interesante, original y provocador.

Como antiguo estudiante de segundo de bachillerato, me he sentido muy identificado con lo que se explica. Y te das cuenta de todo aquello que la educación obvia, una educación que todo lo quiere racionalizar y donde los valores humanos pasan a segundo término. Una educación donde no hay tiempo para mirar lo que nos rodea; donde los exámenes y las notas son lo esencial, pase lo que pase. Una educación deshumanizada con nuestro día a día que evita los compromisos de las relaciones humanas. Estudiamos las vidas de los otros, pero quizás de las nuestras no sabemos tanto como pensamos. ¿Ponemos notas a contenidos de un currículum o al conocimiento? ¿Hasta qué punto estudiamos por obligación o para enriquecernos?

Los espectáculos de José y sus hermanas tienen la capacidad de generar en las cabezas de los espectadores una ametralladora de preguntas sin respuestas claras, y es esto lo que los hace únicos y los dota de esta sensibilidad.

Sílvia Ferrando, directora del espectáculo, vuelve a asumir el reto de estar al frente de esta compañía creando un espectáculo que oscila entre el teatro “documental” y la performance, y que permite que el espectador tenga siempre mucho a preguntarse.

Arma de construcción masiva es el teatro que queremos ver, que arranca los trajes que decoran a la sociedad y nos muestra otras perspectivas sobre la cotidianidad con la sinceridad por delante (a pesar de que también hay lugar para la mentira).

“La educación puede ser algo más que un cenicero el día del padre.”

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