He de confesar que, de Albert Camus, sólo he leído La Peste (y fue para un trabajo de la universidad hace ya algunos años). Ahora bien, sí que conocía vagamente El Extranjero, la obra en la que se basa el texto de Indubio Teatro.
Antes del comienzo de la función, la compañía teatral te plantea dos posibles maneras de formar parte del espectáculo: como espectador (con lo que pasarías a ser Sancho) o con un papel más activo (con lo que pasarías a ser Quijote). En mi caso, como soy una persona tímida, en un primer momento me planteé pasar a ser Sancho, pero finalmente me animé y me decidí por ser Quijote.
Es raro que quede alguien que no haya oído hablar sobre El Extranjero en algún momento de su vida, pero es de esperar que son muchos (como en mi caso) los que aún no han sacado tiempo para leerlo. Sin embargo, tanto si ya has leído la obra con anterioridad como si no, el teatro es una buena manera de acercarte a ella, ya sea porque has oído hablar de la novela, la hayas leído o simplemente sientas curiosidad por la función de manera independiente a ella.
Por otro lado, a través de la función vamos a ser capaces de trasladar el tema central de la obra a nuestra cotidianidad y sentirnos, de esta manera, más cercanos al texto, lo que consideraría como uno de los grandes aciertos de la adaptación que lleva a cabo Indubio Teatro: los juicios están a la orden del día y la compañía teatral consigue que te metas de lleno en la piel de una persona que se está enfrentando a un proceso judicial, con lo que podríamos decir que se trata de una experiencia enriquecedora que va más allá de lo que podemos leer en la novela.
Me ha gustado mucho esa incertidumbre que se crea en torno a la figura de el señor Mersol y la manera en la que es visto por cada espectador. Juicio al extranjero te hace pensar en las posibles variantes, en las posibles causas por las que el Señor Mersol se está enfrentando a ese juicio. Yo no di nada por sentado e incluso una vez terminada la obra, seguía dándole vueltas a algunas cosas que se omiten intencionadamente o que sólo se pueden conocer leyendo el libro.
Se trata de una obra que me gustó tanto por la manera en que consigue removerte por dentro y que te plantees una serie de dudas y preguntas tales como “¿y si me equivoco al decir en voz alta el veredicto? ¿Y si me he perdido algo?” hasta tal punto que en cuanto terminó la función fui directa a comprarme el libro.
Además, me dejó con una reflexión que me resultó de lo más interesante: solemos juzgar demasiado rápido, tanto en las situaciones en que los hechos están más claros como en las que lo están menos, y creo que necesitamos este tipo de teatro más interactivo, saliéndonos de lo común. Lo que han hecho los chicos de Indubio ha estado genial: ¡felicidades por un gran espectáculo!
Teatro de pensar
Juicio al extranjero
22/05/2021