Mi padre era un gran coleccionista de navajas. Le encantaban de todo tipo, tamaño y antigüedad. Acumuló durante su vida miles de ellas y disfrutaba enormemente del momento de la «caza», ese arte de comprar algo aparentando el menor interés posible para que el precio no se disparara.
Cuando falleció, sus herederos decidimos deshacer y vender su colección, aunque al hacerlo, sentimos que volvíamos a perder un trocito de su alma.
En esa tesitura nos pone este texto de Juan Mayorga, en el que Héctor y Berna, tras una vida acumulando diversos objetos para formar LA COLECCIÓN, deciden buscar un heredero digno de continuar con su legado antes que venderla por piezas al mejor postor.
Toda su vida ha girado en torno a la búsqueda de nuevas adquisiciones que añadir a un conjunto de obras que jamás estará completo.
Lo importante de una colección, nos dicen, no son los objetos en si. Juntar todos ellos y observarlos en un orden concreto, es lo que dota de sentido a la colección.
¿Quien puede ser digno de custodiar un legado de tal envergadura? ¿Será capaz alguien de amar y proteger la colección como lo han hecho Berna y Héctor durante décadas? ¿Qué misterios esconden las historias tras la adquisición de cada uno de los objetos de la colección?
Todas estas preguntas irán teniendo respuestas en un escenario donde toda nuestra atención estará puesta en la interpretación de sus cuatro actores. Unas interpretaciones que nos mantendrán pegados a la butaca durante la hora y media que dura la representación y que nos hará plantearnos el valor de las cosas.
Como siempre decía mi padre, un objeto no cuesta lo que pide el vendedor, sino lo que el comprador está dispuesto a pagar por él.
En este caso, el precio de las entradas para disfrutar de La Colección se nos quedará corto y nos iremos a casa con la sensación de haber obtenido un auténtico chollo.