Menos es mas

No hace falta una gran escenografía, ni grandes puestas en escena ni teatros nacionales para ver grandes obras como «La Doble Vida de Virginia Woolf». Primero hay que destacar la limpieza de las actuaciones, la precisión, la profunda intencionalidad y organicidad de los diálogos. La escenografía les ayuda pero al mismo tiempo simboliza las trabas que la sociedad les impone. La dirección es limpia. Nuestros protagonistas viven en un mundo de fachadas y necesitan mostrar sus sentimientos y sus ideas. En un tercio de siglo donde van a cuestionarse muchos ideales; Virginia Woolf y Carl G. Jung se atreven a desnudarse (metafórica y literalmente) para expresar su verdad y lo hacen sin miedos. Muestran sus pensamientos denotando su gran amor y su valentía sin querer imponer a nadie su ideología, sin dogmatismos. Imaginar una conversación entre estas dos figuras míticas del siglo XX desde luego es un fantástico reclamo y un magnífico aprendizaje. Cuando salí del teatro pensé que había pasado una de las mejores tardes de sábado en mucho tiempo.