Un relato intimista, actual y crudo

La golondrina

La golondrina
10/11/2020

No sé cuántas personas levantarían la mano sin dudarlo cuando les preguntaran si conocen de verdad a los seres a los que quieren. A sus padres, parejas, a sus propios hijos. De eso va la obra de teatro La Golondrina del Teatro Infanta Isabel de Madrid, de una vida compartida y construida, no entorno a mentiras, sino de omisiones. De una vida hecha a base de paredes que marcan la frontera al país de los temas que dañan el corazón. De todos esos momentos que componen existencias y de todas esas barreras que has sido, o no, capaz de derribar para mirar más allá de la superficie.

En esta historia esos muros de granito los construye la gran Carmen Maura, Amelia, una profesora de canto que vive encerrada en su casa tratando de superar toda una vida perdida, sin camino de retorno, construida a base de paréntesis y silencios roncos. Por su parte, Ramón, interpretado a lágrima viva por el magnífico Dafnis Balduz, llega con un machete escondido en la mochila, dispuesto a ayudar a esa mujer a encontrarse con una historia ya vivida pero irreal.

Falta de comunicación como el parásito imposible que arrasa con la convivencia, todos esos sentimientos jamás trasladados a palabras y una realidad: ya es tarde para poder pronunciarlas. En esa escena intimista, en un salón de una casa cualquiera, con un piano dominando la escena, Amelia empieza a dudar si podría haber hecho algo para que las cosas fueran diferentes, para no sentirse una extraña en su propia vida.

Una oportunidad de para disfrutar de un relato intimista, de la mano de dos actores de primera línea.

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