Cuando hace más de 10 años veía alguna sesión de El Club de la Comedia en televisión, solo era capaz de reconocer como grandes cómicas a Eva Hache y a Ana Morgade. Apenas ellas dos lograron triunfar junto a un nutrido grupo de cómicos varones como los populares Dani Rovira, Leo Harlem, Dani Mateo, Quequé o Goyo Giménez, entre otros muchos.
De vez en cuando se subía al escenario alguna actriz haciendo las veces de cómica e interpretando el guion que probablemente había escrito un señor y, claro, la historia no terminaba de traspasar y conectar con el público femenino.
Mi sorpresa ahora, asistiendo a una función de La hora y media de El Club de la Comedia en el Teatro Príncipe Gran Vía, es que el boom y auge de las cómicas, sobre todo en el ámbito de los podcast, se ha expandido también a los escenarios. Con miles de seguidoras, Carolina Iglesias, Victoria Martín y Patricia Espejo (Estirando el chicle), Henar Álvarez y Raquel Córcoles (Dos rubias muy legales) o Inés Hernand y Nerea Pérez de las Heras (Saldremos mejores) son solo algunos ejemplos del éxito que las féminas están merecidamente cosechando tras los micrófonos.
Como maestra de ceremonias en La hora y media de El Club de la Comedia, una divertida y ocurrente Cristina Molina se mete al público en el bolsillo desde el minuto uno. ¿Su secreto? El desparpajo, la capacidad de improvisación y la complicidad con los espectadores.
En la sesión de stand up comedy a la que asistí participó también Maru Candel, desconocida hasta ahora para mí (y ya lo siento). Probablemente su secreto esté en que habla como piensa, como pensamos la inmensa mayoría de las mujeres, y esa conexión es infalible. Y con un ingrediente que nunca falla: reírse de una misma como premisa.
No quisiera yo establecer una guerra de sexos o comparativa entre cómicos hombres y cómicas mujeres, pero casualmente me interesó y me divirtió más lo que ellas pusieron en juego en escena. Id, disfrutad y valorad por vosotras y vosotros mismos. Echaréis un rato buenísimo.