¿Por qué, a veces, nos cuesta tanto mostrarnos ante los demás tal y como somos? ¿Por miedo? ¿Vergüenza, tal vez?
Es una de las tantas reflexiones que a uno le vienen a la cabeza cuando entra en La jaula de las locas, ese lugar del que jamás deberíamos salir.
“La Cage aux Folles”, el club nocturno más divertido de Saint Tropez, es el escenario donde sucede todo, pero también, la metáfora perfecta de la libertad, tanto individual como colectiva; el lugar donde todo aquello que soñamos y todo lo que queremos ser es posible. Porque si existe alguna forma de disfrutar de la vida plenamente, esa es, sin duda, apostar por el optimismo, por el sentido del humor y, por encima de todo, por el orgullo de ser como somos.
Todo parece ir bien en el cabaré hasta que Jean Michel, el hijo de los dos protagonistas, Albin y Georges, decide casarse. ¿El problema? Que su futura esposa es la hija de un diputado ultraconservador, acérrimo defensor de los valores tradicionales y que entre sus planes más inmediatos está cerrar todos aquellos lugares que atentan contra sus ideales. Y “La Cage aux Folles” está en esa lista.
Es entones cuando comienza toda una treta para intentar ocultar lo que ocurre dentro de “La jaula de las locas”, lo que llevará a los personajes a fingir aquello que no son y que les alejará de lo que les representa y les hace felices.
La jaula de las locas convierte al Teatro Rialto en una auténtica fiesta. Lo avala su éxito por todo el mundo: en Broadway, Nueva York; en el West End, Londres… Te hace entrar en el espectáculo desde el primer segundo. Además, este detalle es literal, porque el público, en un momento determinado de la función, forma parte de lo que sucede en “La Cage aux Folles”. Es, probablemente, una de las partes más divertidas de todo este gran espectáculo.
Destacan los números de baile, el vestuario cuidado al detalle, los juegos de luces y la recreación de los distintos escenarios. Además, Manu Guix firma una dirección musical impecable en la que brilla la banda en directo.
La jaula de las locas está protagonizada por Àngel Llácer, en el papel de Albin y “Zaza”, la gran estrella del cabaré, e Iván Labanda, que interpreta a Georges. Sin embargo, una de las grandes sorpresas de este musical es lo camaleónicos que son los profesionales que lo integran. Los covers que suplen a los actores principales hacen un trabajo impecable y consiguen que no eches de menos a nadie.
Es el caso del actor Oriol Burés, que interpreta de forma magistral uno de los papeles principales: Albin/“Zaza”.
La jaula de las locas es un musical divertido, en el que la ironía y la sátira sacuden todo aquello que la moral se empeña en decir que es “lo normal”. Es una celebración de la alegría, de la igualdad, del optimismo, de la libertad; una celebración de la vida. Esa que, como se escucha una y otra vez sobre las tablas, no se puede dejar nunca de disfrutar y hay vivirla como a uno le apetece.