Deformidad innoble

La patética historia de Niño Piña en cinco actos

La patética historia de Niño Piña en cinco actos
19/01/2020

La patética historia de Niño Piña en cinco actos no está basada en hechos reales. O eso dicen porque ocurre a diario en el patio de cualquier colegio y en cualquier esquina de cualquier ciudad. Niño Piña es la semilla del mal. Hijo del odio y la desgana, con malformaciones: un auténtico monstruo. Nosotros. El odio y la compasión.

El montaje de los Viviseccionados lleva a la oscuridad desde la propia oscuridad. Ya en el monólogo inicial, Elena Esparcia te señala con el dedo para hacerte partícipe (o culpable) de todo lo que verás a continuación. Pero omite la primera persona. El problema eres tú. Los defectos son tuyos.

El universo de José Andrés López parte de un texto interesantísimo (brillante la voz de Román Méndez de Hevia) y se diluye entre coreografías vacuas que ralentizan la propuesta, que se enmarcan en el magnífico espacio sonoro y la música original de Carlos Gorbe. El surrealismo y el abismo. Un desfile de personajes que componen el ruido y la maldad. La violación de Mikel Arostegui sádica, pausada y con un aliento fantasioso desgarrador. La desnudez de los cuerpos. La crudeza de la carne y la realidad que hemos creado entre todos.

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