El humor más negro y brutal desde el primer minuto del show. Este fue un viaje sin retorno. Ni Broncano, ni Ignatius, ni Quequé imaginaron que el público estaría tan encendido esa noche. A cada chiste, una lluvia de aplausos. A cada canción o proclama, la devolución era inmediata. Si bien alguno se llevaba las manos a la cabeza (repito, los chistes más negros se escupieron sobre el escenario ante 7.500 personas), fueron los menos…
Los tres humoristas pusieron quinta y aceleraron con irreverencia hasta el fondo. Así como bajaron del escenario para conversar (y hasta bailar) con el público, también hubo un joven que tuvo la suerte (o no) de subir a las tablas con ellos y tener su minuto de fama.
Los fanáticos de La Vida Moderna están acostumbrados a la ironía pura. Y lo del Wizink Center fue un torbellino, un terremoto. La formula del éxito tiene que ver con la exposición de ideas irracionales que se chocan entre sí y se prenden fuego en una especie de demencia inexplicable. Como este texto.
En fin. El que sabe, sabe y el que no… que lea atentamente la letra chica del ticket: «Recomendable para mayores de 16 años». No quiero dejar de advertir que hubo un desnudo total. Inesperado. Real. Ha sido uno de los tres y no ha sido su primera vez…