Con la temporada de estrenos en Madrid, llevo en el último mes unos cuantos musicales a mis espaldas, por lo que cuando se me dio la oportunidad de ir a ver Lavar, marcar y enterrar no me lo quise perder, porque estaba segura de que este iba a ser diferente a los demás. Principalmente porque se presenta como un musical off, que para que todos nos entendamos quiere decir que su presupuesto es menor. Y pensé que podía ser una gran oportunidad de ver un musical que se atreve entre todas las grandes producciones de Madrid con un formato más humilde. Como ya lo hizo en su momento La lllamada, o cómo lo hacen otros musicales actualmente, como Like el musicapp. Lo que tienen en común esos musicales es que suelen suplir un presupuesto enorme por una gran creatividad. Creatividad en la historia y en su forma de contarlo.
Y así fue lo que me ocurrió con este espectáculo. Lavar, marcar y enterrar es una historia estrambótica, divertida y algo terrorífica. La escenografía me sorprendió mucho porque está muy trabajada. Los intérpretes son muy buenos y esas 3 extrañas criaturas te mantienen en suspense toda la obra, ¿quiénes son?, ¿por qué están ahí? ¿Qué les ha ocurrido?
Tengo que confesar que al principio me costó engancharme un poco, pero creo que se debe a que la obra está todavía poco rodada. Estoy segura de que en cuando empiece a rodar, todas las piezas terminarán por ensamblarse en una buena sinfonía. Lo que no sé yo ahora es si me quedan muchas ganas de ir a la peluquería…