Cuando uno va a disfrutar de una tarde de circo, parece que se imagina a un domador atizando a un león, mientras Dumbo planea por las alturas y las trapecistas dejan un rastro de brillantina entre salto y salto. Es la magia efervescente de esta disciplina, todo aquello que atraviesa la realidad y la ficción de escena, mientras un patio de butacas rebosante aplaude ante las acrobacias indescriptibles de la compañía, 7 Doigts, que estos días presenta Passagers en la solemne Sala Roja de los Teatros del Canal. Con una banda sonora original escalofriante, la hora y media que nos regaló ayer su estreno en España desprendía energía, talento, de la mano de este grupo de nueve bailarines que saltaron por los aires sin parar, dejando a los espectadores un sabor que reúne navidad y les deja en estado de gracia.
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