Dos seres tan perdidos como necesitados se encuentran en el metro. Uno en cada andén. Se miran, se gritan, se buscan, se retan y se necesitan. Pero no pueden juntarse. No hoy, no ahora.
La vida nos lleva por donde menos esperamos y por donde menos calculamos. ¿Y? ¿Eso es malo? ¿Nos hace eso perder la «Esperanza»?
De lo que somos, de los soñamos con ser, de lo que quisimos ser, de lo que aún podemos ser, de lo que mereceríamos ser y de lo que llegaremos a ser. De eso habla «Los amos del mundo». Cuando tu vida pierde el sentido y hasta tu padre, en vez de quererte por encima de todo, como debería ser, te cambia por un perro con nombre anglosajón, en ese momento, todo pierde el sentido. Tu madre se aleja, tu amigo no te entiende y tus parejas potenciales se vuelven seres amorfos y distantes.
«Los amos del mundo» tiene una de las escenas mejor resueltas de los últimos años. Una gozada de puesta en escena sencilla, seria y muy implicada. Porque el teatro de verdad es el que nace del amor y de la necesidad de contar. Aunque sea de contar dolores. Que hasta para eso todos a veces nos sentimos los amos del mundo.
Elena Diego, Miguel Valentín, Carlos Ventura, Ángel Savín y una PRODIGIOSA Beatriz Bergamín bucean bajo las luces maravillosas de Area Martínez en este espectáculo escrito con el corazón y dirigido con las tripas por Almudena Ramírez-Pantanella. Una cita obligada si quieres ir al teatro y salir retorcido por dentro y deseando abrazar a alguien.