El derecho fundamental a tener una casa, una cueva, un hogar donde guarecerte para aprender a soñar. La dramaturga y fundadora de la compañía, Cross Border, Lucía Miranda atina y acierta, en forma y fondo, con esta pieza, tipo berbatin, producto de un exhaustivo trabajo de investigación de tres años, en el que se han documentado con 40 entrevistas. En un desarrollo que se amarra así a realidades concretas, a historias reales, los cinco actores en escena saben llevarnos por los males y bondades que tiene ese recorrido infinito que se dirige a ese lugar sagrado en el que podemos, y nos dejan, ser nosotros mismos. Bravo.
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