Música sublime y dirección descabezada

Lucio Silla

Lucio Silla
19/09/2017

Lucio Silla es probablemente una de las obras más difíciles musicalmente que Mozart compusiera, de hecho Joan Matabosh, el nuevo director artístico del Teatro Real afirma: «Contiene algunas de las arias más difíciles para la voz humana de la historia. Es una salvajada, un delirio, casi incantable y terrorífica para los solistas.» Por tanto nos encontramos a un jovencísimo Mozart, de apenas 16 años, componiendo (en apenas unos días, todo hay que decirlo) una obra muy muy compleja musicalmente a la par que extraordinaria. Mozart, como siempre, nos transporta a universos más elevados. Ya a sus 16 años apuntaba maneras.

Por otro lado la manera en la que Mozart la compuso hace que se vuelva muy compleja y pesada. La obra adolece de dos cosas: Uno, excesiva duración y lentitud; y dos, falta de acción. Es un problema estructurla. Mozart idea la obra como un sinfín de recitativos y arias de exacerbada longitud y muy repetitivos. Esto resulta en una lentitud musical enorme. Sumamos que la trama no tiene mucha chicha, lo que se resuelve en 3 horas y media que dura (originalmente 6) se podría resolver en una hora y media. El contenido de la obra es muy filosófico, muy estático y dirigido sobre todo al lucimiento de las habilidades de los cantantes (que son muchas). Esto nos lleva al otro fallo, la falta de acción. La obra es tan lenta y tan estática que no hay acción ninguna. El director entonces tiene que hacer algo para que el respetable no se aburra. Y hace dos cosas: se apoya en una escenografía colosal que tampoco aporta mucho, aunque hay momentos de gran belleza cuando se mezclan la escenografía y la luz. Por tanto, ese armatoste que usan será prescindible, pero muy bello y bien hecho. Luego el director les da acciones a los intérpretes. hora bien estas acciones no aportan nada a la historia, de hecho a veces distraen (como ese caótico momento en que Lucio Silla se autolesiona pero no se hiere). Todo esto hace que en momentos la obra resulte muy loca y distraiga al espectador de la historia y de la música.

Por tanto tenemos dos elementos muy positivos: la música, compleja y sublime; y unos cantantes maravillosos con unas cotas de virtuosismo pocas veces vistas. Por otro lado una dirección aburrida y sin sentido. Mi recomendación es que si eres una persona muy aficionada y entendida en Música y Ópera, ve. Si no, ahórratela.

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