Uno sabe que va a ver un espectáculo con una sola persona en el escenario. Que es comedia. Va con la intención de reír. Uno piensa que va a ver un monólogo. Uno se equivoca en lo de que es un monólogo, ¡pero no en lo de que se va a reír!
Y es que en este Sincericidio, Luis Fabra nos acompaña haciendo las veces de Maestro de Ceremonias en un desternillante show. Es el momento de ponerse sinceros, en gran medida de manera anónima. En el espectáculo Luis Fabra nos guía con mucho humor, agilidad mental y a veces muy buena mala baba, haciéndonos preguntas algo delicadas. En Sincericidio las y los protagonistas son el público. A través de nuestro teléfono podemos participar respondiendo anónimamente a varias preguntas que quizá no responderíamos a la cara. Nos convertimos en una especie de atrevidos hooligans cibernéticos. Y quien se anime, quizá tiene la oportunidad de participar un poco más.
Luis Fabra y su equipo han conseguido crear un espectáculo interactivo que te engancha desde buen comienzo. Sientes que estás en una especie de concurso, y la competición, siempre sana, te pone en una situación en la que solo quieres jugar más y más. Precisamente es eso: más que un espectáculo, un juego. Un planazo para un jueves por la noche.