Carlos Be es un niño gamberro con sólida formación clásica. Vuelve a los escenarios tras otro descenso extremo a los infiernos en una deriva que rozaba los límites del teatro posible. Como todo buen superviviente, explora territorios habitables y se asienta, por el momento, en el recinto de la comedia de crítica social.
Carmen Mayordomo (con un parpadeo tumba elefantes) se apodera de la acción y con Joan Bentallé y Lidia Navarro montados en el mismo trineo, se lanza monte abajo en un slalom de metas predecibles. Aunque “Malas hierbas” es una obra de estructura clásica excelentemente contada, con las dosis adecuadas de intriga y suspense, con el factor sorpresa en su justa medida, ¿qué le hace ser distinta y atractiva? Parte de todo ello reside en la pluma bien cortada de Carlos Be, experto en la creación de ambientes. Al texto, muy actualizado, no se le escapa detalle en el universo de las comunicaciones telemáticas y el mundo sociopolítico. La dirección, firme pero sensata, logra meter en vereda a almas ricamente ingobernables como nuestro trío de actores. El decorado es sencillote y eficaz al recrear un espacio unitario para toda la acción. El vestuario, la iluminación y los perfectos espacios sonoros (no es la primera vez) arropan y enriquecen una trama que engancha.
Quienes esperen encontrar referencias actuales y risa fácil van a toparse con un texto ingenioso, inteligente, divertido y ágil, bastante más atemporal que lo que el otro teatro de consumo ofrece por ahí. Continuar leyendo en Tragycom.