El público aguarda expectante el inicio de una conferencia impartida por el escritor Juan José Millás. Sin embargo, en su lugar, una mujer irrumpe en el escenario a punta de pistola asegurando que ella es el verdadero autor. La cuarta pared desaparece y es a partir de este original e insólito punto de partida que se sucede una singular disertación sobre los límites de la ficción y las implicaciones que esto tiene en nuestra vida cotidiana. En esta clase magistral de teoría literaria se aborda el tema del lenguaje como instrumento creador de la realidad. Y es que, como reza la archiconocida frase de Ludwig Wittgenstein: «Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo». En efecto, el lenguaje configura nuestra manera de entender la existencia. A menudo (y según en qué ámbitos) se suele desdeñar el poder de la imaginación, pero lo cierto es que cabría preguntarse cuántas de las preocupaciones que nos asaltan a diario no son sino fruto de nuestra acalorada y soñadora mente. De igual manera, son las ideas y los entes ficcionales los que, pese a carecer de una existencia física, terminan ejerciendo un mayor poder de influencia en la sociedad. Piénsese, por ejemplo, en todas las guerras iniciadas en nombre de una bandera, una creencia o una ideología.
Todas y cada una de estas certeras e incisivas reflexiones adquieren su máxima veracidad en boca de Clara Sanchis Mira, una actriz en estado de gracia que brilla con luz propia en esta imprescindible y metaficcional función que conjuga a la perfección el thriller con tintes filosóficos y un fino sentido del humor, una función donde para muchos espectadores resonarán los ecos de aquel Augusto Pérez que se rebelaba contra su creador, Miguel de Unamuno.