Mirona es un monólogo. Bueno, no, es un diálogo entre una joven que mira el mundo pasar desde un tejado con una mosca.
Dolores ha tomado una decisión: No necesita a nadie, no quiere pasar tiempo con nadie, solo quiere pasar su vida disfrutando de su soledad sin tener que soportar «tonterías de nadie», las prisas de la ciudad o el estrés del trabajo. Ella es feliz observando la vida la de los demás, de sus vecinos o de la gente que pasa por la calle, y reflexiona sobre por qué la gente acepta situaciones que les hace tremendamente infelices. Pero ella no. Ella vive como ha decidido vivir. Sola. Pero un día se cuela en su espacio vital una mosca. La caza y le pone un nombre: «Paquita». Y le cuenta lo que ve desde su tejado y por qué es feliz viviendo sola. Pero llega una mosca y la caza. Y le pone nombre y la mete en una caja con un lazo.
Mirona es una obra en la que vemos plasmado todo aquello que todos hemos pensado alguna vez. Que el mundo en el que vivimos es estresante y que, en muchas ocasiones, no queremos ver a nadie ni hacer nada, pero… ¿realmente podríamos estar solos? Cuando el miedo y las situaciones te superan lo lógico es aislarse de todo lo que te hace daño, pero llega un momento en el que estar solo se convierte en un problema más. ¿Y cómo volvemos al mundo? El miedo a ser herido de nuevo es más fuerte muchas veces que la idea de volver a vivir. Es más fácil seguir estando solo
Angela Chica compone un personaje increiblemente tierno que, con mucho humor, desde su soledad, insatisfacción e incomprensión del mundo nos hace reflexionar sobre los miedos a los que todos nos enfrentamos en algún momento.