Hacía tropecientos años que no se representaba esta ópera en Madrid. Disfrutar en directo de una obra tan grandiosa como «Norma» es un gusto. Aunque el resultado no siempre sea el soñado. Roberto Abbado dirige la orquesta y consigue que Bellini suene más a Verdi que a Bellini. David Livermore firma la dirección escénica y no consigue nada. Los actores campan a sus anchas intentando expresar cada uno lo que buenamente puede sin el más mínimo asomo de dirección. Buenas voces, con Gregory Kunde a la cabeza. Pero que en una «Norma» la mejor voz (y digo sólo voz) sea la del tenor dice poco del resto del elenco que yo vi. Decorados bizarros y vestuario, peluquería, efectos visuales y todo tipo de decoraciones tirando a pintorescas. Con todo y con eso, si vas relajado, dispuesto a disfrutar y a dejar el estiramiento y el prejuicio en el guardarropa, puedes disfrutar como un enano. Yo al menos, me lo pasé pipa. Y sólo por escuchar «Casta Diva» en directo merece la pena vivir.
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