El orden de factores sí afecta el producto

Pablo Remón: Vania x Vania

Pablo Remón: Vania x Vania
02/04/2024

En matemáticas, cuando multiplicamos dos números no importa el orden, el resultado de la operación siempre será el mismo. Pienso si Pablo Remón lo tuvo en cuenta para la creación de esta versión múltiple, imagino que sí.

La primera versión se presenta a escenario vacío, donde la palabra cobra especial importancia y cada gesto se multiplica por 10. Clint Eastwood conoce esta contención y se engalana de ella en cada interpretación.

Hablemos de Javier Cámara y dejemos a un lado a Clint. En su carrera, ha ganado dos premios Goya, y en 2022 fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Ahí es ná. Es indiferente si le disfrutas en cine, teatro o televisión: es una apuesta segura. En los pases que vi, Marina Salas había tenido un accidente y tuvo que hacer la obra en silla de ruedas, lo que condicionaba los movimientos de escena. Javier salió a comentarlo antes de cada función (la 1 y la 2) y en esa breve aparición ya se nota que domina la escena y la cercanía con el público. Eso le valió un aperitivo de los aplausos que vendrían multiplicados después de cada función, bien merecidos con un despliegue de varios «Vania» que inevitablemente recogen el foco de atención. Las pausas, la modulación de la voz, sus movimientos orgánicos, su verdad hacen que disfrutes de una clase magistral de buena interpretación. Después se palpa el despliegue de humildad y generosidad que trabaja con el resto de compañeros y que se respira en escena. Sólo por eso merece la pena ir a verlo, pero no sólo.

El reparto se despliega de una forma contenida (a lo Clint) en la primera versión y en su máximo esplendor en la segunda. Peter Brook estaría muy contento de este brotar de espacios vacíos que se ven últimamente en la escena madrileña. He de decir que lo disfruté como quien se fija en un batir de alas o contiene la respiración en una lectura dramática. Me incita a la imaginación y completo la escena con diferentes ambientes que se agolpan en mi mente alrededor de un espacio vacío. No obstante, agradezco también que ya me den el trabajo hecho y se enmarque la acción en esta propuesta rural rusa españolizada, con la escenografía de Mónica Boromello que es un gusto contemplar.

Juan Codina, Manuela Paso, Marina Salas, Israel Elejalde y Marta Nieto defienden y construyen sus personajes con garbo. Me faltó ver la gradación de tonalidades en los personajes de las dos versiones que sí identifiqué en Vania pero por ser quisquillosa. Es una obra que no decepciona.

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