Qué fácil me resulta «sentir la magia». Confieso que soy como una cría pequeña y me dejo llevar por la fantasía, ¡porque te hace disfrutar mucho más experiencias como la expo de Pompeya! Esta nueva expo inmersiva me ha cautivado desde el primer segundo.
Las “atracciones” van de menos a más. Comienzas el recorrido con algo de información en texto. Don’t panic! La lectura es amena y los datos que aportan muy interesantes. En nada estás en otra sala, ya más al estilo museo, con una reducida, pero interesante muestra de objetos reales de la época romana.
A estas alturas te sientes una pizca decepcionada porque todavía no has interactuado con cacharrines digitales. ¡Tranquila! La siguiente sala te disipa todos los miedos y, al menos a mí, me arrancó varios “WOW” bien sonoros.
Tal debía ser mi cara y mis gestos que mi acompañante, al que acababa de conocer, debió pensar que, o era imbécil, o que tengo «tara». Pero me dio igual. Aposté por divertirme y dejar el postureo, a riesgo de perder el match.
En la siguiente sala, ¡por fin te pones unas gafas 3D! No quiero hacer spoiler (marca de la casa) así que solo diré que fui intercalando más “WOW” con «OMG» sin parar.
En la última parte del recorrido parece que entras en la sala de control de Matrix. El espacio y el momentazo son memorables.
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En resumen, una experiencia muy divertida, y pedagógica, que recomiendo completar con todos los documentales de Pompeya que encuentres, porque es una historia fascinante.
Como último tip, hazte un favor, y deja el móvil guardado todo lo que puedas. ¡Vive la experiencia!
