Las comunicaciones han cambiado: hoy, desde una habitación con paredes blancas y alguna planta en un apartamento lejos de ti, escribo esta recomendación. Tengo silenciadas las notificaciones, para poder centrar mi atención en lo que ahora es lo más importante: transmitir un mensaje. Y eso, que puede parecer tan fácil, qué complicado es cuando hablamos de amor.
Las interpretaciones de un mensaje varían según quien sea el emisor y el receptor, su experiencia o su cultura. Y aquí tenemos a dos personas que se quieren, o al ideal que han construido del otro, a kilómetros de distancia.
Me parece muy interesante la dirección de escena de Claudio Tolcachir, en la que no hay contacto corporal y con un visual condicionado: la pantalla del ordenador, la más reducida del móvil. Cómo una escenografía deslavazada nos traslada a la cocina, a un salón con alguna planta, a una calle que todos tenemos ubicada claramente en nuestro imaginario porque es un poco nuestra.
El ritmo de la obra baila al son de este nuevo estilo…donde se intercalan las pausas… silencios no deseados… las repeticiones para comprobar si el otro sigue a nuestro lado… de alguna forma… entrecortado… como si fuera un telegrama del s.XIX… porque la conexión del s.XXI no siempre funciona.
Conocí a Santi Marín en persona cuando estudiaba en la Resad (junto a mucho talento entre el que destacaba también ya Bárbara Lennie) y vi muchas de sus muestras. Me gustó ya entonces su sencillez, su presencia actoral y su humildad para transmitir con poco lo que cala. Tengo la sensación de que le conozco mucho aunque nunca hemos hablado. A Lautaro Perotti no le había visto anteriormente pero complementa un dúo perfecto con ese humor que conquista al personaje de Santi y al público.
La base de la historia a nivel dramaturgia es potente pero a mi mente estructurada le hubiera gustado que se centrara más el tiro. Aunque no pongo en duda que sea un artífice de este nuevo código.
Vete con tiempo para ver ese patio abierto con conexión directa al cielo del centro de Madrid. Apaga tu móvil. Respira un buen trabajo actoral y prepárate para recordar todas las conversaciones que tienes a distancia con seres queridos a los que echas de menos. Y cuando salgas, enciende el móvil. Quizá quieras acortar distancias.