«¿Te ha gustado? ¿Cuántos aplausos le daremos al Barbero?» —Le pregunté a mi peque de 8 años nada más salir de la función—. Sin dudar, me respondió ¡Cinco de cinco! ¡Ha estado muy muy bien! Pues dicho y hecho, ¡marchando una de cinco aplausos y piropos a esta versión familiar de El Barbero de Sevilla que, sin duda, está pensada para sorprender a niños y a mayores! Tengo que confesar que no había visto ninguna otra versión del Barbero de Sevilla (más allá de la interpretación de algunos fragmentos en galas líricas del Auditorio Nacional) pero me atrevería a asegurar que ninguna versión es como la que firma Rita Cosentino en el Real Teatro de Retiro. Ágil, entretenida, con muchísimo color y muy divertida. Me parece una propuesta de lo más acertada para conectar con el público infantil y familiar y que estos tengan su primer contacto con la ópera.
Es posible que ni Beaumarchais ni Gioacchino Rossini jamás se hubieran imaginado que de su creación surgiera un Fígaro así, cruce entre Camilo- sí, el cantante colombiano, y Dalí, o un Conde tan a lo Elvis, o unos bailarines al más puro estilo moda disco de los 70, ¡parecen sacados de una portada de los Jackson 5! Me ha parecido absolutamente genial esta visión setentera de El Barbero de Sevilla que supone una «modernización» si tenemos en cuenta que la ópera original es del siglo XVIII. Bravo por los bailarines Berta y Ambrosio, Genial Belén Castillo Mena al piano, excepcional la actuación de Willingerd Gimenez (que tuvo el papelón de interpretar a Bartolo por indisposición de John Heath) y sublime la actuación y las voces de Pepe Hannan (como El Conde), Carmen Lázaro (como Rosina) y por supuesto, Román Bordón que el papel de Fígaro le va como anillo al dedo. Bravissimo! ¡Nos ha encantado y la recomendamos al 100%!