Acaba de empezar el curso en el Espacio Delicias y School of rock puede convertirse en la asignatura favorita de muchos niños y niñas esta temporada. Tanto si tenemos en la cabeza la película en la que se basa como si no, acudir a este musical es un plan curioso y revitalizador, con un ritmo que se contagia hasta la última fila de butacas.
Aunque esté protagonizado y dirigido hacia un público infantil, como espectáculo, tiene suficientes chispazos, chascarrillos y melodías que compartir con padres y madres en la sala o con cualquier grupo de adultos que vaya a pasar un buen rato. Desde luego, el talentazo que suena y demuestra en escena el elenco conformado por niños y niñas no es algo que perderse. Notas de sobresaliente tocando todos los instrumentos en directo, actuaciones de excelencia y grandes dosis de vitalidad y buena calidad con las que se puede tener un espectáculo en cartelera y sentir envidia de sus progenitores.
Punto y aparte merece la actuación de Julia Möller en su papel de directora del colegio. Toda una institución ya sobre las tablas de un escenario, cuya presencia en cada escena no hace más que subir el nivel y desatar aplausos con su voz y su interpretación. Siempre es buena noticia ver su nombre en cualquier obra y, precisamente en esta, brilla por saber adaptar dos emociones diferentes por las que se rige su personaje. Cum laude para ella.
Quien podría repetir curso es quizás el protagonista encarnado en Leo Rivera. Gamberro, desternillante y totalmente entregado a la causa, no logra sin embargo que nos fijemos en él por sus habilidades con la guitarra, en particular, o como músico, en general. El público decidirá si esta obra será su asignatura pendiente o progresará adecuadamente.