Anna Karenina en teatro y danza

Sensible

Sensible
08/10/2017

Dos grandes de la escena comparten obra en este «Sensible» Kiti Mánver, pródiga en monólogos y Chevy Muraday a la danza. Es un gusto ver siempre a Chevy bailar porque lo hace como Dios. Tiene tanto control y expresividad que hace que no puedas apartar la mirada de él. Y actuando tampoco se queda manco, de hecho eché de menos que casi todo lo que él hiciese fuese danza y actuase muy poco en la obra. Kiti Mánver muy correcta sosteniendo todo el peso de la obra, creo que no da todo lo que puede dar, pero está bien.
La obra, sobre la obsesión amorosa y la dependencia del ser amado, la vi un poco demodé. Me recordó a los últimos capítulos de Anna Karenina donde Anna se obsesiona con Vronski y los celos y la dependencia le hacen perder la cabeza ahogando al capitán. Es una historia que creo que al espectador de estos tiempos le puede llegar a decir algo sin sentirse plenamente identificado. Creo que la obra no le habla al espectador del hoy y ahora. Además la adaptación a una época que no es ni la del libro en que se basa (Ss. XVIII y XIX) a una época en la que te comunicabas por teléfono y cartas que llevaban tus criados, creo que no ayuda nada. No aporta nada.
Muy sugerentes la escenografía de Curt Allen Wilmer y el vestuario de María Luisa Engel. Me llamó especialmente la atención y me encantó el detalle de la cama con forma de ataúd, por lo que significa la cama en una pareja. Me gustaron los cortinajes y los paneles.

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