Ese concepto puesto sobre la mesa por Naomi Klein sobre la manipulación explícita que sufre la humanidad en torno a los grandes acontecimientos que marcan la historia contemporánea, a modo de collar de perlas, es la propuesta que vertebra Shock 2 (La Tormenta y la Guerra). Una apuesta escalofriante del Centro Dramático Nacional, Teatro Valle-Inclán, -que ya tuvo su primera parte en 2019 con un éxito incuestionable-, y a cargo de dos de los dramaturgos más talentosos e incombustibles de nuestra contemporaneidad, Albert Boronat y Andrés Lima. Mientras la primera parte la protagonizaron las dictaduras latinoamericanas de nuestro querido y añorado S.XX, -recupero aquí la interpretación de Ernesto Alterio-, en esta segunda se cubre la Guerra del Golfo, el conflicto de Sudáfrica, la preponderancia china, la caída de las Torres Gemelas o los conflictos de Irak y Siria. El texto completo ha corrido a cargo, además de la dupla ganadora de Boronat-Lima, de Juan Cavestany y Juan Mayorga. En un escenario loco, un juego de luces virulento que capta el protagonismo en varias ocasiones y explosiona un relato lleno de minas y bombas, esta exquisita concepción de teatro documental nos ayuda a comprender nuestro presente desde la exterminación mediática, el abuso del capitalismo y la preponderancia de las grandes potencias que silencian y ahogan a la gran masa.
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