Una de las cosas que más me gustan de las producciones de Guindalera Teatro, S.L. es que todo lo hacen a fuego lento. Cogen un proyecto, una idea, y la desarrollan, investigan sobre ella, van haciendo propuestas, la van montando, todo sin prisa. Esa forma de trabajar que tiene la familia Pastor y compañía garantiza que lo que vas a ver va a ser un producto de calidad no sujeto a exigencias comerciales. Así estos días, durante el Surge Madrid, el espectador puede disfrutar de una auténtica Degustación Artística.
El director de este montaje, Juan Pastor usa el texto de Padres e Hijos del autor decimonónico ruso Turgueniev y tras un profundo análisis lo utiliza como pretexto para hablar de las brechas generacionales que siempre existen en nuestra sociedad y del valor de la tradición. El montaje lanza preguntas, pero no las responde. Además, hace algo que valoro mucho: elimina todo maniqueísmo, la obra no es un panfleto sino una excusa para desarrollar una reflexión.
Juan elige la sencillez ante todo, la suya es una propuesta en la que todo se pone al servicio del actor y del texto. Poca escenografía, un movimiento escénico orgánico y unas transiciones efectivas hacen de este montaje una delicia en la que los actores lo son todo. Juan Pastor se rodea bien, cuenta con María Pastor, habitual en sus montajes, que nos ofrece un personaje muy hermoso. Destaca la pareja que representa la generación de mayor edad. Pepe Maya está sublime en los dos personajes que hace y tiene una vis cómica divertidísima, yo no podía parar de reír con él. Se añade que tiene una presencia escénica brutal y un saber estar en personaje que ya lo quisieran muchos. Por su lado Margarita Lascoiti interpreta dos personajes preciosos que se hacen querer en seguida. La sección joven con Antonio Lafuente y Jorge Tejedor viene pisando fuerte. Lafuente, a pesar de tener un personaje complejo (y que es fácil que caiga mal) se defiende con gran maestría y Jorge disfruta con cada parte que hace y eso nos hace disfrutar a todos.
Guindalera vuelve a ofrecernos una pieza íntima llena de mensaje y significado de actualidad. Además siempre es un placer visitar su sala en el madrileño barrio del mismo nombre por el cariño con el que tratan al espectador, al que hacen siempre partícipe y te dan un licor de guindas buenísimo.