Souvenir nos cuenta la historia de Solomon Shereshevski la primera persona a la que se le diagnosticó un caso de hipermnesia, afección que provoca que, quien la padezca, recuerde el más mínimo detalle de lo que acontece en su vida. Poemas en otros idiomas, conversaciones mantenidas hace tiempo, gestos vistos muchos años atrás… Pablo Díaz Morilla con Souvenir ha fabulado para hacer una reflexión sobre los efectos de la memoria. Un texto que ha resultado galardonado con el Premio Autor Express de la SGAE y que además es el debut en la dirección teatral de Fran Perea.
La función es un viaje alucinante por el interior de la cabeza de este periodista que recordaba todo con una nitidez y un detalle absolutamente asombrosos, algo que a primera vista podría parecer fascinante, pero solo el hecho de imaginar que jamás podremos deshacernos de cuanto recuerdo conforma nuestras vidas, junto a un bombardeo incesante de nuevos estímulos que llenen de ruidos, colores y sensaciones nuestra cabeza, resulta aterrador.
Fantástica escenografía de Dita Segura y Juan Heras. Puertas abiertas que desembocan en nuevos recuerdos como una especie de reflejos infinitos que reverberan incesantemente en la memoria. Es interesante que el tratamiento elegido por Fran Perea sea tan colorista y luminoso, una especie de traducción simultánea entre las percepciones del protagonista y el grueso de los espectadores para llegar a entender una mínima parte de cómo es el funcionamiento de su cabeza.
Vista la función, se plantean infinidad de preguntas que no desembocan en ninguna resolución amable. Ángel Velasco , Esther Lara, junto a Steven Lance, son los tres estupendos actores que realizan el dibujo de un viaje complicado, repleto de saltos, cortes y repeticiones.
Para conocer la crónica completa de la función: En Un Entreacto