Es sano y necesario reírse de uno mismo. Y sorprende cómo las debilidades que consideramos únicas se corresponden también con las de otras muchas personas. Este espectáculo aúna ambos conceptos y demuestran en clave de humor todas las paranoias, miedos, ansiedades que a veces pueden asaltar nuestra mente.
Las interpretaciones juegan con recursos teatrales muy acertados: el tono excéntrico, la parodia corporal llevada al extremo, los silencios, la música en el momento justo. Se nota que tanto Gabriel Caminos como Gadiel Sztryk son actores de las tablas, juegan con el público y buscan su complicidad de una forma natural.
Podría asegurar que, a pesar de estar la platea llena, no hubo una sola persona que no se riera a lo largo del espectáculo. Si no te pillan en una, te cogen en otra. Así que si te apetece pasar un buen rato, no lo dudes y vete a disfrutarlos.