Ayer desde el mismísimo Broadway aterrizó sin escala en el Teatro Calderón de Madrid The Book of Mormon, el musical y tuve la inmensa suerte de estar allí presente. Puede ser que se trate de uno de los musicales más gamberros que se representa encima de un escenario -o al menos que yo haya presenciado-, pero a la par de ese ‘gamberrismo’ existente se trata de un musical muy divertido, que te hace reír y te saca más de una sonrisa de complicidad desde principio a fin de la obra.
El musical nace como idea de Trey Parker y Matt Stone -creadores de South Park- y Robert López como compositor, y por ello el humor presente nos recuerda en ocasiones un poco a esta serie; en el musical entre otras cosas se expone la crítica a ciertos aspectos de la religión mormona con sátira y humor negro. Bajo la dirección de David Serrano, con un elenco excepcional de actores, bailarines y cantantes acompañados de una gran puesta en escena nos hacen reír y bailar desde nuestra butaca; todavía hoy sigo tarareando en mi cabeza algunas de sus canciones.
Sus protagonistas mormones Elder Price –Jan Buxaderas– y Elder Cunningham –Alejandro Mesa-, son mandados a una misión en Uganda para intentar que los poblados allí existentes -poblados de pobreza extrema, con enfermedades como el sida y bajo el régimen autoritario de un general violento-, conozcan su religión, les sigan y se conviertan. Parece que el líder de esa pareja será Elder Price -mormón modelo a seguir- pero Elder Cunningham sorprende y da una lección a todos sus compañeros, y consigue llegar a dónde ninguno de ellos supo llegar y ni tan siquiera se acercó. La verdad que todo el elenco de actores lo hacen de diez, pero Elder Cunningham además de robar el corazón a Nabulungi –Aisha Fay-, o también conocida como Narcolepsia, Nicotina, etc. -lo entenderéis cuando veáis el musical-, también robó el mío a nivel de actuación.
Musical muy divertido que merece la pena ver, descubrir su mensaje, y que hasta los Hobbit, maestro Yoda y algún personaje más, no quisieron perderse, ;).