¿Cuál es el momento exacto en toda una vida para cumplir un sueño? O, ¿acaso ese sueño al que uno aspira no es más que una convención social? Llegados a cierta edad pensamos que de no haber logrado ni alcanzado unas u otras cosas, nuestra vida es un auténtico fracaso. Y quizá, ese sueño esté en un lugar diferente al que aspirábamos o ni siquiera ese sueño era el que sabíamos que queríamos alcanzar.
Es en esa confusión vital y en mitad de una crisis existencial profunda en donde se encuentra Jon, el protagonista de Tick, Tick… BOOM!, un joven que quiere convertirse en el compositor del gran musical americano y ver su sueño hecho realidad: estrenar en Broadway el musical en el que lleva trabajando una década. Y desea cumplirlo antes de llegar a los 30. Pero para eso, para su cumpleaños, quedan apenas unos cuantos días y la cuenta atrás no ha hecho más que empezar. Una cuenta atrás que para él supone un fracaso absoluto porque ha llegado a la edad en la que él se veía con su vida más que apuntalada, y sin embargo, es justo entonces, cuando todo se tambalea: su vida amorosa, sus amistades…
Su obsesión por triunfar le lleva a dejar de lado todo aquello que realmente es importante. Un papel que se encarga de defender Daniel Diges sobre un escenario de ambientación sencilla y en el que destacan las proyecciones noventas en una pantalla gigante al fondo a la que va poniendo música la banda en directo.
Destaca, por encima del protagonista, la actriz secundaria, que brilla con luz propia tanto desde el punto de vista de la interpretación como con su voz.
No es un gran musical, pero consigue hacerte reflexionar sobre cuáles son y dónde están esos sueños aparentemente imposibles y si estamos dispuestos a perderlo todo por el camino con tal de conseguirlos.