Sara Escudero es una persona de esas que desprenden energía y buen rollo por donde pasan, o por lo menos eso me transmitió desde el escenario. Con un texto muy cuidado con el que no paré de reírme, la cómica desgrana el paso del tiempo y con ello la vida desde una perspectiva totalmente optimista, que falta nos hace.
La Sala de Humor Fuencarral se ha convertido en un espacio (un cine para ser exactos) perfecto para los espectáculos de comedia y monólogos de manera plural. La cartelera de cómicos y cómicas que presentan es muy variada, cada uno con su estilo. Y Sara Escudero, sin duda tiene un estilo muy propio con una capacidad de decir muchas cosas en poco tiempo, con creatividad y con un gran don para imitar acentos.
El mundo del stand-up comedy está cambiando, por suerte, irremediablemente. Las salas que no tengan mujeres entre sus propuestas, están obsoletas y admitámoslo, huelen a rancio. Es absurdo dejar fuera de la comedia a un montón de mujeres talentosas capaces de hacernos reír. Y sin duda es una decisión muy inteligente apostar por una oferta de cómicos y cómicas tan diversa, porque para gustos los colores, y para colores la risa y lo que a cada uno le hace gracia. A mi personalmente, Sara Escudero, me hizo reír y disfrutar y el buen humor me duró para el resto del día, que de eso se trata, ¿no? De ser más felices y mirar la vida con un poco más de optimismo.