De la escucha y sus bondades

Un delicado equilibrio

Un delicado equilibrio
15/04/2024

Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa. La frase no es mía sino de Donoso Cortés, ese ensayista que tiene una calle en el barrio de Chamberí.

El ejercicio que se hace en Un delicado equilibrio no es solo recitar, sino interpretar. No se basa en lo que mi personaje quiere decir sino en lo que quiere conseguir y eso a veces implica silencios. Ver cómo se relaciona con el resto, con el contexto. Cómo ese personaje se complementa de significado solo recibiendo lo que el otro lo dice. La escucha activa se llama.

El reparto de esta obra es un fantástico trabajo de escucha activa y solo merecería la pena ir a ver esta obra por ello.

Alicia Borrachero sale a escena pisando el escenario con firmeza, como siempre lo ha hecho. No hay medias tintas, sentencia, convence y  apuntala; como diría mi abuela: «no da puntada sin hilo». Ben Temple tiene un personaje in crescendo, su templanza se va desmoronando con el paso de las escenas. Esa atracción que cautiva con su porte inglés se va reduciendo a medida que vemos sus inseguridades y su falta de liderazgo como marido florero. Temple sabe lidiar con esa transición del personaje y demuestra un buen dominio escénico.

Manuela Velasco está exultante, de todo el elenco es en quien más sentí esa escucha activa. En todo momento su personaje está alerta, agazapado por el alcohol, arrastrado por una situación que la domina pero atenta. Juega con el espacio, lo conquista, nos conquista. Su alter ego está llevado a la parodia por esa niña grande que nos muestra Anna Moliner, egoísta y movida por la histeria. Lo que viene siendo el resultado de una educación en la que no se ha establecido ningún límite.

Cristina de Inza y Joan Batallé dominan las tablas y nos presentan a dos vecinos confundidos que suponen el giro dramático de la historia. El conflicto está presente en ese delicado equilibrio que se descompensa desde el minuto 1 en el que se alza el telón.

Un ejercicio actoral fabuloso, he de reconocer que las transiciones se me hicieron un poco largas pero implican solo pausas de un volcán que está en su punto de ebullición.

Juan Carlos Pérez de la Fuente, director del teatro, salió al escenario antes de comenzar la obra: «por favor, ya se lo han dicho por megafonía pero es imprescindible que apaguen sus teléfonos móviles». En el cine, un móvil molesta al de al lado. En el teatro, hay personas respirando y viajando en un espacio-tiempo único a metros de ti. Ese pitido tan prescindible bien puede esperar. Escuchemos más.

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