Los musicales de pequeño formato, cada vez más habituales en Madrid, suponen, en ciertas ocasiones, sorpresas tan agradables como este Un día cualquiera aterrizado directamente desde el Off-Broadway. Con música y letra original de Adam Gwon, la obra narra la historia de cuatro jóvenes neoyorquinos y sus problemas cotidianos basándose, sobre todo, en las relaciones personales. El espectáculo ha sido dirigido por Ferran Guiu, especialista en musicales, que demuestra su buena mano controlando con personalidad todos los pequeños detalles del género. La historia, realmente, no aporta ningún elemento que no hayamos visto antes pero es, precisamente, su sencillez su principal valor. El montaje transmite simpatía y emoción a destajo, gracias, también, a su espléndido reparto. Nos encontramos ante una comedia urbana con canciones que combinan frescura y profundidad con una gran destreza. Es difícil no identificarse con las preocupaciones y los sueños de los personajes: el compromiso amoroso, los obstáculos para encontrar pareja, los estudios, los proyectos artísticos, etcétera. Por eso, le resulta fácil meterse al público en el bolsillo; un público que verá reflejadas sobre el escenario situaciones que conoce perfectamente y que, en este formato, son francamente entrañables. De acuerdo que no tiene la épica ni la grandiosidad otras propuestas de más presupuesto pero, dentro de su universo emocional, con delicadeza, sentido del humor, pocos elementos y muchas ganas, funciona de maravilla.
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